domingo, 22 de agosto de 2010

Gloomy sunday





Sunday is gloomy,
My hours are slumberless
Dearest the shadows
I live with are numberless
Little white flowers
Will never awaken you
Not where the black coaches
Of sorrow has taken you
Angels have no thoughts
Of ever returning you
Wouldn't they be angry
If I thought of joining you?
Gloomy Sunday
Gloomy is sunday,
With shadows I spend it all
My heart and I
Have decided to end it all
Soon there'll be candles
And prayers that are said I know
But let them not weep
Let them know that I'm glad to go
Death is no dream
For in death I'm caressin' you
With the last breath of my soul
I'll be blessin' you
Gloomy Sunday
Dreaming, I was only dreaming
I wake and I find you asleep
In the deep of my heart here
Darling I hope
That my dream never haunted you
My heart is tellin' you
How much I wanted you
Gloomy Sunday

miércoles, 18 de agosto de 2010

Tertulia


Esta noche ha habido tertulia en casa de María. Hemos bebido, hemos hablado, hemos leído poesía erótica. Todo en esta vida gira alrededor del sexo. Sagrado orgasmo, estremecerse de placer, tocar, besar, morder, arañar, joder. Rescato esta primera lectura de Kattia Chico, y me remite a la segunda, de Mario Benedetti. Y es que encuentro fascinante la desnudez femenina, incitante, picante, tentadora, deseable y de la misma manera aunque no en la misma medida un hombre desnudo inspira, a veces…
Un hombre desnudo es un paisaje bienvenido
(Kattia Chico)

Los hombres desnudos son criaturas de flama,
erizos que de súbito girar prenden el aire
con voces de su luz cutánea y ágil.
Son hologramas del sueño,
generosos abrevaderos,
escarchas que se quedan en las manos.

Los hombres desnudos son medicinales,
antidepresivos, analgésicos;
y buenos argumentos en contra del suicidio
o para cuestionarse la Ley de gravedad.
Por sus virtudes ígneas
imprimen a las sábanas su firma corporal
(como en Turín, pregúntenle a Magdala).
Son dulces y angulosos, son archivos históricos,
alfabetos en célula, cisnes de cuello impune,
casas donde vivir;
criminales absueltos.

De la transparencia de su almizcle
podría vivir,
y de la sangre clara de sus verbos.
Que nadie se ofenda si digo que son buenas camas,
que no hay almohadas sin su vientre,
que soy toda una víctima del terciopelo,
porque un hombre desnudo es como un libro.
Gusto palpar su lomo,
examinar al azar su piel de página
letra por beso, abrazo por palabra,
y respirarlo como si fuera hecho de oxígeno.
Es una dicha estética,
una inevitable filmación de la pupila,
también una copa de nostalgias previas.
Y sus dedos, sus dedos,
un incienso que nunca se consume.

Hermosos son los hombres si desnudos,
si visibles, cuando la oscuridad.
Por sus lunares nacen nuevas mitologías
y les ocasionan nombre a las estrellas.
Hermosos si caminan, si están quietos,
más aún si dormidos;
para mirarte mejor,
querido lienzo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
(Mario Benedetti)
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.

lunes, 16 de agosto de 2010

Lluvia

Me encanta la lluvia y la noche nublada. Ese cielo rojo que se cae. Hoy es un día como cualquier otro. Triste. Triste como sólo mis días son tristes. Qué pesada carga. Vivir. Percatarse de existir. Siempre esa sombra de conciencia flotando sobre mi cabeza. ¿Que me dejo ir dice ella? ¿Que vivo para el momento? ¿Que no veo más allá? ¿Qué sentido tiene?, quise contestar. Pero tal como ha dicho, no me conoce. No habría tenido sentido alguno contestar con esa pregunta. No existo aquí. Ahora suenan, esas palabras que se me han grabado. Make the sadness go away, come back another day (Iced earth, Melancholy). No sé exactamente a quién le pido que vuelva. No son muchos los que han dejado en mi anhelo de continuidad. Qué pesada carga. Un corazón que de hecho late, que siente. Creí esas otras palabras que repetí sin cesar en mi cabeza. There’s a hole in my chest where my heart used to be, if you’re looking for emptiness I am what you need (Tristania, Bird). ¿Puede crecer un nuevo corazón donde solo quedaba una masa informe y ennegrecida entre cenizas ácidas? Al parecer. Como las extremidades de los lagartos. Un híbrido. Tal vez esa sea la explicación. Partes de mí son de otros. Desearía que se me dejara tranquila. Si no me conocen es porque no he deseado ser conocida por ellas. Ir a lo profundo de la soledad para conocerme yo. Cada día es más difícil estar en este mundo, con toda esa gente. Cada día soporto menos la sola idea del contacto con mis “semejantes”. La claustrofobia crece. El humo de muchos cigarrillos me envuelve. Moriré de cáncer. O tal vez no, no estoy segura de poseer la paciencia necesaria para morir esa muerte lenta, o para esperarla siquiera. Mis alas. Necesito volar. Las volutas de humo deberían diluir mi ser y llevarlo lejos. Pero me despierto siempre / y siempre quiero estar muerto / para seguir con mi boca / enredada en tus cabellos. (Ramón Sampedro, Mar adentro)