miércoles, 17 de febrero de 2010

Irreal...

Hacía tanto que lo buscaba, merci beaucoup, monsieur Château! 


viernes, 12 de febrero de 2010

Entremés

Conquistador de cabello crespo...
                                           
Que cosa más sencilla. Te subes al auto sin idea alguna de lo que te espera a una cuadra. Ahí está, y aunque sólo lo ves un instante el tiempo se dobla como lo hace siempre que lo vislumbras, aunque sólo sea con el pensamiento. Sabes que no hay nada que puedas hacer. Te verás retroceder y caer en ese remolino de recuerdos y lágrimas y culpas y arrepentimientos y diversos hubieras. Hace apenas unos días le dijiste a alguien Maldita la hora. En que lo conocí, en que lo deseé, en que me enojé, en que lo dejé. Maldita la hora en que lo vi. Maldita la hora en que lo quise. Maldita sea esta hora en que sientes como se desgarran las entrañas y el pulso acelerado te indica que el corazón está a punto de salírsete del pecho. Como siempre que lo ves. Aunque sean años los que han pasado. Y de pronto creer en el destino no es tan descabellado y quieres creer que hay una conjunción de astros y que las estrellas han decidido que el mundo dará todas las vueltas necesarias porque lo que has sentido en el pecho es sin duda alguna la explosión de una galaxia y lo que lleva cuatro años ahogándote  es el polvo cósmico del inefable destino que va a hacer que sus caminos vuelvan a cruzarse. Lo llamas con el pensamiento.
Búscame, encuéntrame, piénsame que siento que no existo.